Angélica Agustima Morales Solares Un pez para una niña Mi hija se acercó a un desconocido en la playa. Lo que sucedió despues fué una verdaderalección. Somos buenas mamas, le dije ami amiga mientras nos sentabamos en unas conportables sillas de playa bajo una sombrilla clavada en la arena y veíamos a nuestras hijas jugar a la orilla del lago. De hecho aquella mañana de verano me sentía una madre excepcional. Me levanté temprano, preparé la comida para el picnic, subí al auto a mis dos hijas, de cinco y tres años, y pase a recoger a miamiga y asus dos hijas.